Philadelphia Eagles rompió todos los pronósticos al
conquistar el Super Bowl 52. A pesar de una temporada extraordinaria, el equipo
de Pennsylvania perdió jugadores importantes, sobre todo la de su mariscal de
campo. Nick Foles tenía que hacerse cargo bajo un manto de sospechas. Sin
embargo, su historia no resistiría otro fracaso...
Primero fue la lesión de Darren Sproles. Luego, la
defensiva se desarmó con las bajas de Jason Peters y Jordan Hicks. Pero nadie
imaginaba el desenlace de Carson Wentz, máximo candidato a MVP de la
Conferencia Nacional. Desde afuera, todos creíamos que –a pesar de la
clasificación a playoff- el destino de Philadelphia no sería Minneapolis, sobre
todo con un conductor suplente.
Julio de 2016. Un año y cuatro
meses después de su arribo a Saint Louis Rams, Nick Foles desempolvaba una
vieja biblia para retomar sus estudios religiosos. El quarterback nacido en
Texas se había graduado con un título universitario en comunicación, pero su
voluntad se centraba en Dios.
El entrenador de Rams, Jeff Fisher, decidió
impulsar al mariscal de campo recientemente seleccionado, Jared Goff. Así,
faltando dos meses para el inicio de la campaña, Foles se quedaba sin equipo.
Por su cabeza no surgían otras ideas distintas a la del retiro, a pesar de las
propuestas que le llegaban.
Abril de 2012. Foles fue elegido
por Philadelphia en el draft, proveniente de la Universidad de Arizona. Andy
Reid le dio la titularidad cuando se lesionó Michael Vick, un mariscal de campo
de gran movilidad para el juego terrestre. Reid se encargó de moldear al joven
en su adaptación, bajo un perfil de eficacia y seguridades. En la segunda
temporada, Eagles cambió de entrenador, llevando a Chip Kelly y desprendiéndose
de Reid. Confirmado como titular, el jugador nacido en Austin condujo a Eagles
hacia la postemporada. Más tarde, fueron eliminados.
Con la renovación de algunos jugadores importantes,
Foles mantuvo su puesto después de haber realizado un gran campeonato.
Promediando el 2014, cuando Eagles se encaminaba a quedarse con la división (6
ganados, 2 perdidos), el mariscal de campo se rompió la clavícula y no pudo
regresar. Las dudas respecto a su recuperación, provocaron el intercambio y la
salida del equipo.
Marzo de 2015. Foles fue enviado a
Saint Louis Rams. Firmó un contrato de dos años y 24 millones de dólares. El
comienzo fue bueno, pero los problemas empezaron a llegar con algunas
intercepciones de pases, hasta que perdió la titularidad con Case Keenum, un
joven mariscal que -unos años después- reaparecería en el camino de Foles.
En la temporada venidera, llegó aquel impacto de la
elección de Goff. Además de perder unos cuantos millones, Foles no tenía rumbo.
Sus pensamientos se hundían en las tinieblas y abandonar la práctica del
football era la posibilidad que más lo seducía.
Agosto de 2016. A un mes de
haber sido cortado por Rams, Foles seguía rechazando contratos, hasta que llegó
el llamado de Andy Reid desde Kansas City. “Solo concéntrense en esta opción;
es la única que escucharé”, les dijo a sus apoderados. Tras la agridulce
experiencia en Saint Louis, el mariscal de Dios se preparaba para regresar.
Foles estuvo un año en Chiefs, bajo la sombra del
líder ofensivo Alex Smith, quien había perdido su puesto en San Francisco con
Colin Kaepernick a pocas semanas de jugar el Super Bowl de 2013. En Kansas
cobró 1.75 millones de dólares por su única campaña, ya que la gerencia de “Los
Jefes” no quiso renovarle el contrato porque debía desembolsar casi 7 millones
más.
Marzo de 2017. Con la negativa en
Chiefs, se abrió una ventana conocida. Tanto Reid como Philadelphia, fueron
polos de atracción que asomaban en la vida de Foles. El mariscal de campo
regresó a Eagles sabiendo perfectamente que sería el suplente del sobresaliente
Wentz.
El equipo ya no contaba con Kelly porque se habían
hartado de él. Doug Pederson –ex coordinador ofensivo de Reid en Chiefs- llegó
a Philadelphia con un objetivo claro: quedarse con lo bueno del pasado e
implementar nuevas ideas. Tras una campaña extraordinaria, Eagles se quedó con
el puesto 1 de la NFC y volvería a disputar playoff después de 5 años.
Diciembre de 2017. Wentz es un
quarterback que se destaca por la movilidad y su capacidad de cambiar de
estrategia en momentos de presión, utilizando indistintamente sus piernas o el
brazo derecho, como lo hacía el predecesor de Foles en su primera etapa en
Eagles, Michael Vick. Durante el duelo con Rams, Philadelphia consiguió la
clasificación, aunque el costo sería devastador: Wentz sufrió una rotura de
ligamentos y no regresaría.
Foles debía hacerse cargo de la extraordinaria
ofensiva que diagramó Pederson. Como ex asistente de Reid –a quien Foles
conocía perfectamente- el head coach tuvo que incluir al mariscal suplente en
un sistema acostumbrado a Wentz. La solución estaba a mano con la estrategia
RPO o “run-pass option”, la cual le serviría tanto a Foles –un líder más
pasador- como a sus poderosos corredores.
Enero-Febrero 2018. Previo a los
playoff, Foles jugó algunos partidos, pero el equipo no lució de la misma
forma. Posiblemente, el bombazo por la pérdida de su mariscal estrella generó
algunas dudas en el grupo. Puertas para afuera, la desconfianza era total y el
favoritismo era para los rivales.
Falcons fue el contrincante de la ronda divisional y
Philadelphia avanzó gracias a su solidez en la trinchera. Una semana después,
Foles y Case Keenum volverían a verse las caras después de aquella disputa por
la titularidad en Rams. Foles se desquitó y destrozó a la mejor defensiva de la
conferencia con 3 touchdowns, colocando a Eagles en el Super Bowl.
Philadelphia y Foles fueron los protagonistas de una
final irrepetible. Posiblemente, la mejor entre las mejores. Hace poco menos de
tres años, el MVP del Super Bowl estaba decidido a ir en búsqueda de otro
sueño; uno más cercano al Dios celestial. Sin embargo, Foles provocó un milagro
terrenal. Una obra fantástica destinada a un hombre que -en unos meses- volverá
a estar en el banco de suplentes…