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Baltimore Ravens se
consagró campeón de la temporada 2012, tras derrotar a San Francisco en el
Súper Bowl 47, y sumó su segundo trofeo Vince Lombardi. La carrera de “Los
Cuervos” hacia la cima de la NFL tuvo algunos matices interesantes...
El partido fue electrizante,
la final tuvo varios condimentos y un cierre al estilo NFL. Mucho se especuló
previo al Súper Bowl XLVII, sobre todo porque San Francisco y Baltimore son
conducidos por entrenadores hermanos, quienes mostraron algunas similitudes a
la hora de armar sus equipos. “La defensiva es la prioridad”, dice el primer
renglón del manual de Jim y John Harbaugh, comprendiendo que el football
americano ya no se juega solo con los mariscales de campo.
Bajo esa premisa, Ravens y 49ers tuvieron
éxito en 2012 y fueron los dos mejores equipos de la temporada. Ambas
franquicias avanzaron a playoff desde que Jim (San Francisco) y John (Baltimore)
se hicieron cargo de sus respectivos planteles: Ravens jugó 5 postemporadas y
“Niners” 2, de manera consecutiva. Los hermanos Harbaugh se habían enfrentado
solamente en 2011, durante la campaña regular, siendo John el ganador por 16 a
6.
Un año más tarde, los
entrenadores hermanos monopolizaron la NFL y disputaron un encuentro increíble,
cambiante y con emociones encontradas. Ravens y 49ers demostraron solidez
durante 2012 y tuvieron que cambiar algunas cuestiones tácticas para
consolidarse. Atrás quedaron rivales muy poderosos. El crecimiento de estos
equipos fue en aumento y así llegaron al juego más trascendente.
Desde su fundación en
1996, Ravens se convirtió en una franquicia con un perfil de juego definido,
producto de la herencia recibida de los jugadores que en aquel momento
integraban el plantel de Cleveland. El grupo era joven y su defensiva ya era un
éxito con el liderazgo de Rod Woodson y Ray Lewis, el mejor jugador de la corta
historia de Ravens. La presencia de Lewis fue fundamental para continuar con el
carácter estratégico de Baltimore. De este modo, al igual que Lewis, la mayoría
de los jugadores emblemáticos de Ravens fueron defensivos: Jonathan Ogden, Ed
Reed, Peter Boulware, Chris McAlister, Haloti Ngata y Terrell, muchos de ellos
actuales campeones de la NFL.
Por Lewis y compañía,
Ravens es considerada la mejor defensiva de los últimos tiempos. Sin embargo,
el juego ofensivo tuvo que cambiar. El mariscal de campo, Joe Flacco, conduce a
Baltimore desde 2008. El jugador tuvo altibajos en sus diferentes desempeños,
pero las críticas más recientes señalaban que Flacco carecía de “decisión,
riesgo y valentía”, sobre todo en su “escaso” juego aéreo.
En algunos casos, los
mariscales de campo pueden ser excelentes, aunque para que rindan perfectamente necesitan dos elementos primordiales: protección y recepción. Sin
ellos, cualquier talentoso sucumbe. Posiblemente, Flacco haya contado con ambas
referencias en años anteriores y las críticas pudieron ser ciertas. Lo mejor de
todo es que, a pesar o gracias a ellas, el quarterback creció muchísimo, hasta
jugar en un nivel extraordinario. Ravens se refundó y ya no dependía del juego
terrestre de Ray Rice. En los primeros juegos de la temporada, Flacco ya
lanzaba pases certeros desde distancias considerables. Así llegaron los
triunfos, algunos apabullantes como ante Bengals, y otros ajustados pero trascendentes,
ante Patriots, Cowboys, Browns y Steelers.
Hasta la semana 12,
Baltimore había caído solamente dos veces, pero el equipo de John Harbaugh
mermó su rendimiento en el tramo final de la temporada regular. El inminente
retiro del líder defensivo Ray Lewis parecía adelantar la despedida del equipo.
A pesar de los malos augurios, Colts fue un escollo menor en Wild Cards. Haber
logrado detener a Andrew Luck fue motivo suficiente para que resurgiera la
deteriorada defensiva de Lewis. Sin embargo, no fue la defensa de Baltimore la
que sacó pecho ante Broncos…
Flacco repitió las
actuaciones del inicio de la campaña. El quarterback encontró a Torrey Smith
(59 y 32 yardas) y a Jacoby Jones (70 yardas) para despejar todo tipo de dudas.
Sumó 331 yardas, con 3 touchdowns, ninguna intercepción, y un promedio de casi
10 yardas por pase. Así, sorprendió a Denver que, seguramente, esperaba los
avances de Ravens desde tierra, con Rice. El partido quedará en la historia y
será considerado uno de los mejores duelos de postemporada.
La antesala al juego
máximo fue tan complicada como toda la clasificación. Ravens venía de
enfrentarse a Peyton Manning e inmediatamente después llegó el turno de detener
a Tom Brady. Hasta el tercer cuarto, Patriots ganaba ajustadamente y la
defensiva de Baltimore mantenía a raya al mariscal de New England. Tres pases
de touchdown de Flacco en 10 minutos sirvieron para dar vuelta el resultado.
Nuevamente sublime.
El Súper Bowl fue un
duelo apasionante. Ravens salió a comerse crudo a Colin Kaepernick, quien
comenzó timorato y poco efectivo. De entrada se vio cómo Baltimore estaba
decidido a golpear primero, teniendo en cuenta la juventud del rival. El
desgaste sería mayor a medida que los minutos se desvanecieran y 49ers podía
sacar provecho de ello en la segunda mitad. La experiencia de los veteranos
“Cuervos” y el nivel estelar de Joe Flacco inclinaron el campo rápidamente.
Todas las líneas estaban enteras, la ofensiva avanzó al compás del mariscal,
acompañado por Boldin y Jones, y la defensa era impenetrable. Para colmo, Ed
Reed interceptó a Kaepernick y San Francisco lucía devastado. El show de Flacco
fue alucinante y parecía danzar con sus pases profundos.
El inicio del tercer
cuarto no cambió las cosas y la diferencia era de 22 puntos a favor de Ravens, luego
de un touchdown notable de 109 yardas de Jacoby Jones, tras devolver una
patada. La falta de luz cambió todo. Transcurrieron 30 minutos para reanudar el
partido, pero Baltimore no fue el mismo. Tal vez, Ravens pensó que el juego se
había terminado en el corte energético. Lo cierto fue que 49ers resucitó:
Kaepernick se puso el equipo al hombro y lanzó con determinación. Además, Gore
se animó a correr y colaboró para la remontada.
Los errores de Ravens
acentuaron el dramatismo: Rice perdió un balón, Ngata se lesionó y Flacco
estaba cansado. Kaepernick no solo pasaba el ovoide, sino que también corría
para anotar. La diferencia de dos puntos a diez minutos del cierre fue
alarmante. San Francisco estaba envalentonado. Solo cabía una posibilidad para
que el partido siga en poder de Ravens: despertar la fiereza defensiva que
caracterizó a la franquicia desde su creación. Así, Baltimore pudo detener el
último avance de 49ers y hasta se dio el lujo de anotarse un safety para que el
reloj se agote.
El retiro de Ray Lewis
tras obtener su segunda corona en Ravens fue la última imagen de un domingo
inolvidable. El desafío de Baltimore será encontrar otro espíritu que mantenga
viva la estrategia de su éxito. El cambio en el juego de Flacco demostró que
los equipos pueden reinventarse. El pilar fue la defensiva, la sorpresa fue el
juego aéreo. La clave es la evolución…
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