Carolina avanzó pero sembró dudas

Carolina Panthers superó al disminuido Arizona Cardinals 27 a 16 y se medirá con Seattle. Los errores invadieron el campo de juego durante todo el partido. Las ofensivas prácticamente no prosperaron por sus propias voluntades y los equipos especiales fueron determinantes.

De antemano, Panthers llegaba mejor armado a este juego de comodines porque había ganado varios juegos decisivos en el último tramo de la campaña. Además, supo reemplazar algunas bajas y contó con el “factor suerte” para empujar el pleito a su favor. Del otro lado, las lesiones de Carson Palmer y, posteriormente, de Drew Stanton sentenciaron a Cardinals anticipadamente. Por lo tanto, la conducción de la ofensiva estaría a cargo de Ryan Lindley, un mariscal de campo con exiguo ruedo y escaso potencial.

En cuanto a la estadística, los de Arizona se vanagloriaban de su poderosa defensiva porque había permitido pocos puntos durante el año. Sin embargo, la trinchera perdió varias yardas aéreas ante rivales poderosos. Por lo tanto, Carolina decidió atacar con un juego mixto, combinando pases y acarreos, pero el plan se vio afectado porque en el terreo de juego suceden otras cosas…

Los equipos especiales estuvieron en primera plana desde aquel despeje corto de Cardinals. El balón quedó en su propio campo y Cam Newton avanzó con pases certeros a Olsen y Brown, hasta que Stewart anotó por tierra. La defensa de Arizona volvió a demostrar flaquezas ante los pases en serie. Solo Antonio Cromartie se mantuvo alerta.

El juego estaba 10-0 y la ofensiva visitante no podía avanzar. La defensa de Carolina venía recuperándose y jugó agresivamente. La idea era aturdir al quarterback rival ya que sumaba pocos minutos comandando a Arizona. Así, las entregas de balón –y los special teams- fueron su arma más poderosa. En un despeje, el balón fue tocado por el novato Brenton Bersin, lo que provocó un rebote endiablado, hasta que Cardinals lo recuperó. Luego, los pases de Lindley hacia Fitzgerald y Fells culminaron con un touchdown esperanzador.

Las ofensivas tuvieron un tiempo de estancamiento. El juego estaba 10-7 para Panthers y Cam Newton no podía quebrar el cerco. Entregaron el balón y hasta fallaron un gol de campo. Lo peor llegó cuando Cromartie interceptó un pase de Newton. Fueron los minutos más difíciles para los locales porque su ataque se deterioraba y Arizona –con muy poco- podía dar vuelta la historia.

Cardinals consiguió el segundo touchdown esperado y se marcharon al medio tiempo 14-13 arriba. Fue el mejor momento del juego para la visita y solo necesitaban aferrarse al resultado, intentando defenderse enérgicamente para aguantar. Mientras tanto, Carolina seguía hundido en sus problemas ofensivos. Newton desperdició tiempo de posesión y sus receptores tampoco estaban afilados. Solo Olsen lucía entero y era la única vía de pases. El plan debía cambiar para que Panthers corra más.

Así fue como Carolina se despegó de los problemas, acarreando el balón, como sucedió en la jugada que Whittaker culminó con la anotación soñada, tras avanzar 39 yardas. Sin embargo, los locales se encontrarían con un regalo, cuando Arizona perdió el ovoide en la yarda 3, tras la patada de despeje. Newton volvió a anotar, a pesar de algunos problemas, y el marcador ya no sufriría demasiadas variaciones.

El último cuarto brindó un concierto de fallas, tropezones y desaciertos. Cardinals fue un conjunto tibio, sin líder, porque apenas molestó con sus equipos especiales, que también lo condenarían sobre el final del juego. Para colmo, Lindley no pudo encausar la ofensiva y fue capturado 4 veces. Además, el mariscal lanzó 2 intercepciones y el equipo acumuló solo 77 yardas totales.

Para Panthers este pudo haber sido el último juego de playoffs. Se viene un rival temible, nada menos que el campeón, Seahawks, y hasta ahora Carolina no demostró cualidades para superarlo. La defensiva se recompuso, su principal baluarte de seguridad, pero la ofensiva es tan insolvente que aún no sabe qué hacer, si lanzar o correr. Claramente, no es parte de su estrategia porque Newton es un mariscal atlético e impetuoso. Carolina debe resolver sus problemas mediante un líder más frío y calculador. Y eso se obtiene con madurez…

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