Hay momentos que cambian los partidos y medidas que provocan cimbronazos.
Ya sean fuera del terreno o dentro del mismo. En el juego divisional donde Patriots
venció a Ravens 35-31, se tomaron decisiones que modificaron el curso del encuentro
con notables resultados. Tom Brady condujo a New England para una remontada
brillante y rompió la marca de Joe Montana con 46 pases de touchdown en playoff.
Joe Flacco jugó fantástico, hasta la polémica jugada que sentenció a Baltimore.
El partido fue increíble. Sin temores, Ravens comenzó destrozando la defensiva de New England en el mismísimo Foxborough de Massachusetts. El primer cuarto fue casi perfecto para la visita que había estudiado delicadamente cómo atacar al local. Así, mediante el juego aéreo agresivo de Joe Flacco, “los cuervos” anotaron rápidamente, tras los pases del mariscal hacia Kamar Aiken y Steve Smith. El estadio murmuraba en silencio y el 0-14 reflejado en el tablero lucía como la peor pesadilla para un público atónito.
No solo Patriots arrastraba
problemas ante los pases de los rivales. Durante la temporada regular,
Baltimore también sintió la profundidad de los lanzamientos ajenos y colocó a
su defensiva en serios problemas, hasta ubicarla en el puesto 23. Por lo tanto,
Tom Brady tenía chances muy ciertas de dar vuelta la historia. Sin embargo, a
Patriots le costaba acercarse a la zona roja. Tal es así que la gota de agua
que cortó la sequía llegó con un acarreo de Brady para descontar. Esa acción
sería clave para la redención. El quarterback de Patriots anotó el primer
touchdown terrestre de su campaña, aunque la serie ofensiva había tenido previamente
un destello de reactivación con un lanzamiento espectacular hacia Julian Edelman.
Los receptores asumirían un
protagonismo excelso. Por el lado de Ravens, John Harbaugh utilizó a diez
receptores en todo el partido, y salvo Gillmore y Toussaint, el resto tuvo
recepciones interesantes. Flacco lanzó
para 292 yardas, con 28 pases completos en 45 lanzamientos, 4 de ellos
resultaron anotaciones, pero 2 fueron interceptados. En playoffs, Flacco
siempre ha demostrado frialdad para decidir, precisión para lanzar,
inteligencia a la hora de conducir y agilidad cuando era apremiado. De hecho,
hasta el último cuarto, el mariscal de Baltimore actuó de esa forma, a
excepción de la jugada más cuestionada del día.
Patriots había conseguido
emparejar el compromiso gracias a la estrategia del entrenador Bill Belichick y
su equipo ofensivo. Ante la presión de la línea defensiva de Ravens, New
England no correría y Brady sería elemental. Todo al cielo. El trabajo previo
elaborado por el cuerpo de entrenadores inclinaría la balanza para obtener resultados
fabulosos. Baltimore ganaba 28-14 en el tercer cuarto y Flacco estaba en su
máximo esplendor, pero su defensiva no supo qué hacer ante determinadas
situaciones que Patriots le planteó.
Los planes de Belichick (que llegó
a 20 triunfos en postemporada y empató a Tom Landry) confundieron a los rudos
de la visita. En primer lugar, Patriots formó con cuatro linieros y dispuso que
un receptor esté en el campo como jugador inelegible (que no pueda recibir
pases) en tres momentos de su serie ofensiva. De este modo, los defensivos de
Ravens no supieron a quiénes marcar porque veían que Brady tenía a seis
posibles recibidores. Esto enfureció a Harbaugh cuando New England igualó el
pleito con esa táctica polémica. La astucia le ganaba la pulseada a lo
tradicional. Más allá de las quejas, Patriots no vaciló y mantuvo su postura. Otra
decisión más arriesgada sería la que empatase el juego…
A poco más de cuatro minutos para
que finalice el tercer cuarto, Brady cedió el balón lateralmente a Edelman; éste
envió un pase de 51 yardas para que Danny Amendola anotase el touchdown más
explosivo de la jornada. Realizar la jugada de engaño fue una de las dos decisiones
más determinantes del partido. La otra tuvo como protagonista a Joe Flacco, quien
no había cometido demasiados errores y, hasta el tercer período, era el hombre
más valioso del encuentro.
Luego de un gol de campo de Justin
Tucker, New England anotaría con otro pase notable de Brady a Brandon LaFell de
23 yardas, que impulsaría a los locales (35-31) por primera vez en el tanteador.
La acción elevaría a su quarterback hasta igualar el record de Montana con 46 touchdowns
en postemporada. Inmediatamente, Joe Flacco sería factor elemental para la
derrota, transformándose en villano. Con más de un minuto de juego, Ravens
estaba plantado a 36 yardas de anotar, en segunda y cinco por avanzar. Nadie
esperaba un lanzamiento y Flacco envió el balón con profundidad hacia Smith,
que finalmente fue interceptado por Duro Harmon. Innecesario. Una o dos corridas
de Justin Forsett hubiesen bastado, pero Flacco se equivocó. ¿Una cuestión de
egos? ¿Abuso de confianza? ¿Fue decisión propia o del coordinador Kubiak? Son
interrogantes sin respuestas. Lo cierto es que el quarterback entregó el
partido con esa determinación.
Finalmente, Brady tuvo una noche
ejemplar: completó 33 de 50 pases para 367 yardas, con tres anotaciones por
aire y una por tierra, más una intercepción. Su vigencia hay que buscarla al
inicio de la campaña, cuando Belichick decidió cambiar las estrategias y New
England se reinventó. Luego de un comienzo dubitativo, el entrenador en jefe
metió mano en la ofensiva para potenciar el juego terrestre y darle descanso a Brady.
Rob Gronkowski se erigió como la gran figura y aparecieron los receptores.
Además, supo mejorar la defensiva para permitir pocos puntos y equilibrar a la
franquicia. Patriots es candidato al Súper Bowl.
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