Desde hace años, Bills, Dolphins y Jets pelean por el segundo puesto de la división. El campeón de la NFL perdió algunas piezas clave y la campaña no será fácil. Tom Brady aguarda la sanción definitiva por el “deflagate” y por las jugadas de Bill Belichick se modificaron algunas reglas.
Para el ganador todo es más fácil. Y en un equipo que ha disputado 6 de los últimos 14 Súper Bowls no existen presiones, sólo nuevos desafíos. New England es uno de los conjuntos dominantes de la NFL contemporánea y su estructura es motivo de envidia y admiración. Cada año, la franquicia originaria de Boston renueva sus objetivos en pos de disputar el Tazón. Sin embargo, como sucedió con otras dinastías, los grandes equipos están ligados a nombres trascendentales. Tal el caso de Patriots con Tom Brady, uno de los mejores quarterbacks de la historia. En poco tiempo –y aún se desconoce- el mariscal de campo de 38 años se despedirá en el Gillette Stadium y New England deberá encontrar un sucesor. En lo inmediato, Brady y compañía aguardan el fallo definitivo que sancionó al líder por el “deflagate”. Ahora bien, para mantenerse competitivo en 2015 luce algo desequilibrado, ya que perdió jugadores importantes en la secundaria como Darrelle Revis (CB), Brandon Browner (CB) y Vince Wilfork (NT). Para contrarrestar las bajas defensivas, incorporó a Bradley Fletcher (CB, Eagles) y en el draft tuvo poco peso, pero sumó a tres linieros defensivos (Brown, Grissom y Flowers).
Los otros integrantes de la AFC Este sí que están presionados por los éxitos de New England y cada año asumen nuevas frustraciones. Clasificar a playoff parece una tarea complicada y, cuando lo hacen, son aplastados como moscas. En esta temporada baja, las víctimas del multicampeón divisional decidieron afinar el lápiz y contrataron jugadores relevantes para cambiar la historia.
La muerte del ex propietario Ralph Wilson motivó la llegada del grupo que encabeza Terry Pegula. Así, Bills contrató al experimentado entrenador Rex Ryan para que ésta franquicia devaluada recupere algo de la jerarquía que alcanzó en los ’90. Ryan se encontró con una de las más firmes defensas de la liga, tomó el manual y priorizó el ataque terrestre, ya que los mariscales de campo no son del todo confiables. De inmediato rompió el mercado con el astro de Philadelphia, LeSean McCoy, un corredor explosivo. El trato le costó la ida de Kiko Alonso, uno de los más destacados linebackers de la NFL. Así y todo, llegaron Percy Harvin (WR, Jets) y Charles Clay (TE, Dolphins) para que colaboren con E.J. Manuel y Matt Cassel. El calendario de Buffalo es complicado al comienzo y ello podría condicionar su campaña si los resultados iniciales no son positivos.
Si de Ryan hablamos, es el turno de New York Jets, un equipo sufrido y que no obtuvo buenos resultados. La contratación desesperada de buenos jugadores perjudicó al grupo, pero ahora ficharon donde era necesario y reforzaron la plantilla con criterio. Todd Bowles (quien reemplazó a Ryan) tiene varias herramientas para armar lo que desee. Sin embargo, deberán estar atentos al trabajo de Jeno Smith, un quarterback talentoso, aunque algo apresurado en sus decisiones. La línea ofensiva tiene que comprometerse a protegerlo y así contar con el tiempo suficiente para resolver. La ida de Percy Harvin (Bills) fue suplida por el estelar Brandon Marshall (Bears), mientras que la secundaria recuperó a dos monstruos: Darrelle Revis y Antonio Cromartie. Hicieron un buen draft con la inclusión de Leonard Williams (DE) y también contrataron a Stevan Ridley (RB, Patriots) para reforzar el backfield.
Por Miami pasan los años y todavía están pagando la falta de un quarterback fiable tras la era “Marino”. Ryan Tannehill es un mariscal muy talentoso y esta campaña será evaluado definitivamente para saber si sus cualidades se adaptan al sistema y a los elementos o si lo que falla es la línea ofensiva. La duda deberá zanjarse en 2015 porque Dolphins no podrá esperar un cuarto año para probar a su conductor. No obstante, el fusible del entrenador Joe Philbin podría explotar antes si las cosas no salen bien. El mariscal de campo es “el” hombre, pero hoy en día, los linieros marcan la diferencia, tanto en ataque como en defensa. Justamente, Miami decidió incorporar jugadores agresivos que puedan cambiar el rostro pálido del equipo. Las llegadas de Ndamukong Suh (DT, Lions) y Jordan Cameron (DE, Browns) para la línea defensiva son claros ejemplos. Para colaborar con Tannehill, trajeron a Kenny Stills (WR, Saints) y draftearon a DeVante Parker. Teniendo en cuenta los refuerzos y las figuras que ya estaban, los puntos que Miami aún deberá afianzar son la secundaria y la línea ofensiva.
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