La supremacía de Carolina Panthers eclipsó a dos equipos bastante
competitivos. Hace algunos años, Atlanta Falcons y New Orleans Saints eran los
que clasificaban a playoff, mientras Carolina y Tampa Bay trataban de colarse
sin éxito. Todo cambió desde Cam Newton…aunque la verdadera diferencia con el
resto es la gran defensiva que tiene Ron Rivera.
El MVP de la temporada pasada demostró que puede ganarle a todos. Claro,
no juega solo, pero su ascendente con la plantilla los eleva hasta que se creen
dioses. Carolina es uno de los quipos más completos de la NFL porque cuenta con unidades
bien preparadas tanto en defensa como en ataque. La ofensiva de “Super Cam”
arrancará al 100% de sus posibilidades porque se recuperaron Jonathan Stewart
(RB) y Kelvin Benjamin (WR). Por lo tanto, Newton deberá mantener su juego,
aunque considero indispensable que necesita ejercitar más su cerebro que sus
pies, de lo contrario, ganará partidos y se quedará sin títulos. En el mercado
perdió a un hombre: Josh Norman, que firmó con Redskins por 75 millones en 5
años. En el draft seleccionaron varios esquineros para suplirlo, pero será una
tarea muy complicada. Sin embargo, Panthers cuenta con una de las trincheras más
difíciles de penetrar. Aparentemente, la ida de Norman pegó fuerte en el grupo
y si Carolina tiene un buen arranque, el tema se habrá olvidado con rapidez.
Por Atlanta las cosas siguen tambaleantes tras los cambios de los últimos
años. Al menos, se dieron cuenta que este deporte es mucho más que
lanzamientos. Hubo un tiempo en que Matt Ryan lanzaba y eso bastaba para ganar
la división. Esa estrategia ya no tiene vigencia. Al menos, desde que Devonta
Freeman se impuso como corredor, el ataque luce más equilibrado. Para reforzar
las opciones de pase, Ryan tendrá a Mohamed Sanu (Bengals), que se suma a Julio
Jones, y drafearon a Austin Hooper (TE). Otra cosa es la defensiva, que debería
mejorar con Dan Quinn al mando del equipo. Las llegadas de Derrick Shelby (Dolphins)
y Courtney Upshaw (Ravens) deberían servir para arrancar. El año pasado, Falcons arrancó 6-1, es, decir,
tienen con qué para ser competitivos.
New Orleans Saints es la gran incógnita de la división. Ya no es el
equipo fetiche del grupo y el liderazgo pasó a manos de otros. El mercado
estuvo muy movedizo para ellos, llevando a varios defensivos como James
Laurinaitis (ILB), Nick Fairley (DT), Nathan Stupar (OLB) y Roman Harper (SS).
Esta unidad quedó destrozada desde el “bountygate” y nunca pudo reconstruirse. En
ataque, el mando de Drew Brees es indiscutido, pero las opciones de pase o
juego terrestre merecen destacarse. En principio porque nunca pudieron suplir a
Jimmy Graham. Así fue como Ben Watson se marchó, dándole lugar a Coby Fleener
(Colts), quien será el hombre asegurado para los lanzamientos medios y cortos
de Brees. Asimismo, Brandin Cooks, una grata sorpresa de 2015, sería la opción
1 para receptor abierto. ¿Y por tierra? Mark Ingran estuvo lesionado muchos
partidos y todo dependerá exclusivamente de su salud.
Por último, Tampa Bay tiene la ventaja de no correr con el caballo
ganador. Así, mientras los demás se destripan entre sí para clasificar, los Buccaneers
hacen su trabajo en silencio. No obstante, en el último año pudieron drafear un
quarterback joven y con talento, como Jameis Winston, quien arrancó algo
mareado y cerró un 2015 para soñar. Con Mike Evans y Vincent Jackson de
receptores, el joven mariscal solo deberá preocuparse por la contención, ya que
su línea no es muy segura. Y en la carrera, Doug Martin puede dar el salto
definitivo con su enorme potencial. La historia gris está en la defensiva, que
dejó ir a Sterling Moore e incorporó a Brent Grimes (CB), Robert Ayers (DE) y
Daryl Smith (ILB).