El campeón del Super
Bowl de 2014 y finalista de 2015 quiere regresar a la máxima cita de febrero.
Para ello, mantuvo a una de las defensivas más poderosas de la NFL y reagrupó
sus filas de ataque para pasar más el balón, tras las ausencias de su corredor
principal. Seahawks es el candidato que cualquier favorito debe temer.
La “legion of boom” continúa siendo el as de espadas de esta
franquicia, que también consolidó a sus frontales para armar un bloque
verdaderamente impenetrable. Mientras Cliff Avril acumula 11.5 capturas,
Richard Sherman volvió a ser líder interceptor (4) y Bobby Wagner es el hombre
con más tecleadas (145) en toda la NFL. Con una unidad defensiva semejante,
Seahawks está en condiciones de jugar las finales.
Sin embargo, la ofensiva terrestre de Seattle lució
desmejorada durante la campaña, sobre todo por las lesiones de Thomas Rawls. La
ausencia de Russell Okung (Broncos) también se sintió en la línea ofensiva, que
aún ejecuta en base a los recuerdos de Marshawn Lynch, pero necesita proteger
más al mariscal de campo.
Ante ello, Russell Wilson debió sacar a flote el juego aéreo
para sacar adelante partidos complicados. Por suerte, Jimmy Graham volvió a ser
el de Saints y esto facilitó la tarea del quarterback en los lanzamientos en la
zona central del campo. El cuerpo de receptores estuvo a la altura de las
circunstancias y, en varias ocasiones, los finales de partidos se transformaron
en hazañas cuando Baldwin, Lockett y Kearse atraparon balones complicados y
bajo presión.
Los números reflejan que los campeones de la NFC Oeste están
entre los equipos que menos puntos permiten (2°) y que menos yardas ceden a los
rivales (6°). En ataque, lo dicho: afirmó la fuerza aérea con varias opciones
para Wilson, gracias al trabajo de Graham. No obstante, el retorno de Rawls
podrían agregarle el arsenal por tierra que tanto extraña su OL.
Seattle alternó partidos brillantes (Patriots, Panthers),
los fácilmente “ganables” (Rams, 49ers, Jets, Eagles), con varios triunfos
ajustados (Dolphins, Falcons, Bills), algunas derrotas dolorosas (Rams, Saints)
y un par de palizas (Packers, Buccaneers), aunque la mayoría resultaron parejos.
En definitiva, es prácticamente imposible someter a Seahawks, pero también es
difícil que el equipo de Peter Carroll sea un claro dominador.