Baltimore se llevó la división norte en el tramo final de la temporada.
El derrumbe de Steelers colaboró con la empresa y también surgieron factores
propios para ganar seis de los últimos siete partidos del año. En tanto, Los
Angeles y Philip Rivers tuvieron un calendario increíble y Chargers apenas cayó en 2
de los últimos 13 encuentros. Sin embargo, una de esas derrotas fue hace dos
semanas ante el rival de hoy.
John Harbaugh suele tomar decisiones prácticas ante la adversidad.
Cuando Joe Flacco se lesionó, sabía que Lamar Jackson haría modificar su
sistema ofensivo y jugó a partir de los pies del novato mariscal de campo. Con
Flacco, Ravens tenía un record de 4-5, mientras que desde Jackson fue de 6-1.
Ahora, con este esquema, ¿podrá Baltimore llegar al Super Bowl? Generalmente,
los equipos que dependen de un mariscal corredor terminan sucumbiendo porque,
en algún momento clave de un partido decisivo suelen cometer un error
imperdonable; ya sea porque les falta la frialdad necesaria para enviar un pase
milagroso o se apresuran a correr cuando debían lanzar.
Así y todo, Ravens depende de su defensiva porque delante tendrán a
Philip Rivers, otro de los “viejitos piolas” que integran una generación de
quarterbacks estelares, junto a Brady, Rodgers, Ryan, Manning, Brees y Big Ben.
El veterano líder de Chargers igualó las mejores campañas de su carrera (2008 y
2013) con 37 años y quiere un broche de oro en el equipo de su vida. Para
lograrlo, cuenta con un buen cuerpo de receptores: Keenan Allen, Mike Williams,
Virgil Green, Antonio Gates y Tyrell Williams.
Sabiendo que Baltimore posee una defensa muy buena ante el juego aéreo y
también contra la carrera, la incógnita se deposita en los runningbacks de la
visita. Melvin Gordon –con un tobillo lastimado- junto a Austin Ekeler deberán
intercalar acarreos con los pases de Rivers para conocer cuál es el punto débil
de los “cuervos”. Por lo tanto, si logra desgastar a los linebackers de Ravens
–la mejor unidad- podrá explotar aún más el juego aéreo en la segunda mitad.
En cuanto a la defensiva de Chargers, ha progresado con el transcurso de
la temporada regular y se ubicó entre las diez mejores. Así y todo, tendrá un
trabajo difícil porque Jackson es sumamente impredecible. Bajo presión
despliega sus virtudes atléticas, pero tal vez lo dejen lanzar para comprobar
si su brazo es tan bueno como sus piernas. Nada será sencillo con un backfield
poderoso, ya que Ravens aporta yardas terrestres con varios corredores a la
vez. Edwards, Dixon y Montgomery pueden emerger de la nada y romper las paredes
necesarias para alcanzar la zona prometida.
Hay un último factor que podría ser determinante: Chargers registra un
record como visitante de 7-1, algo inédito en la temporada. Sin embargo, los
fantasmas asoman en Los Angeles cuando Philip Rivers pone un pie en
postemporada.