Edelman -MVP- y Brady, una dupla letal |
Patriots se quedó con el Super
Bowl 53, al superar a Rams por 13
a 3, el resultado más mezquino de la historia de las
finales. Los entrenadores priorizaron el juego defensivo y apuntalaron las
trincheras contra el talento de ambos ataques. Tom Brady, Bill Belichick, Brian
Flores, Rob Gronkowski, Stephon Gilmore, Jason McCourty, Sony Michel y Julian
Edelman fueron los principales artífices del sexto anillo para New England. El
subcampeón estuvo timorato a la hora de atacar y solo anotó un gol de campo,
tras concretar apenas 14 primeros y dieces en sus 12 series ofensivas.
A pesar de los escasos puntos
anotados, este Super Bowl será inolvidable por varios motivos. La final estuvo
cargada de nerviosismo porque Patriots y Rams se jugaban mucho más de lo que se
dijo antes del encuentro. Los records no han sido barrera para la franquicia
oriunda de Boston y los ha conquistado a todos, a niveles individuales y
colectivos. Desde 2002, cuando nació el dueto Tom Brady-Bill Belichick, los
éxitos deportivos se acumularon en las vitrinas vacías del Foxboro Stadium. En
17 años alcanzaron once presencias en el Super Bowl y –hasta el domingo pasado-
tenían un nuevo desafío por romper: alcanzar a Steelers como el más ganador de
la historia.
Enfrente, Los Angeles Rams había
retornado a su casa en 2016, luego de estar 20 años en Saint Louis, y querían
festejarlo con un segundo Super Bowl. La historia por escribir ayudaba a la
ilusión: en 1999/2000 fueron campeones en Atlanta y la última presencia en la
cita máxima de la NFL había sido en 2002, justamente contra New England, cuando
nació la dinastía “Patriota”. Muchos creían que era el momento ideal para
finalizar la etapa gloriosa rival, invirtiendo los roles del pasado. Sin
embargo, nada de eso sucedió y Patriots ajustició augurios de “perder dos
finales consecutivas…”
El juego fue planificado –sobre
todo- por Bill Belichick y Brian Flores desde un lado y por Wade Phillips en el
otro. El “gurú” defensivo de Rams, que había destrozado a Tom Brady en la final
AFC de 2016, construyó una feroz defensiva desde su arribo a Los Angeles. Dos
semanas atrás, el planteo extremadamente agresivo sobre Saints dio sus frutos,
pero en el Super Bowl los arbitrajes no dejarían pasar jugadas como la de
Robey-Coleman sobre Tommylee Lewis. Por lo tanto, Rams optó por disminuir la
intensidad de las marcas y tratar de no cometer faltas que pudieran tentar a
los jueces a fallar en contra. Mientras tanto, Belichick diagramó una telaraña
defensiva extraordinaria para detener a Jared Goff y compañía.
Al igual que el resto de los
partidos de playoffs, Patriots comenzó corriendo el balón. Sony Michel se
transformó en la principal opción ofensiva de un ataque mixto. Luego, Brady
intentó su primer pase y fue interceptado. Nada lo desmoronó, mucho menos si la
responsabilidad del pase fallido fue del receptor, Chris Hogan. De inmediato,
Gostkowski erró un gol de campo -algo poco probable- y los fantasmas del año
anterior aparecieron desde las sombras, sobre todo porque Belichick tuvo que
quemar dos tiempos fuera en el primer período.
No obstante, el peor momento de
New England llegó al cierre del segundo cuarto, cuando al quarterback no le
salían los pases. Claramente, el trabajo en cobertura de los linebackers y
cornerbacks de Rams impedían el progreso de los wide recived de Brady, a
excepción de Julian Edelman, que prácticamente agarró todos los balones
lanzados.
Así como la defensiva de Los
Angeles trabajaba con presión y dificultaba los encuentros entre Brady y sus
receptores, el ataque de Sean McVay no prosperaba. Jared Goff se mostró
bastante nervioso y tardó en buscar objetivos lejanos para intentar anotar. El
juego terrestre nunca funcionó y las dudas sobre Todd Gurley se confirmaron.
Mientras Rams cumplía con sus
planes defensivos, el ataque no prosperaba. Esto generó confianza en Patriots
porque, a pesar del mal momento de la ofensiva de Brady, Goff y Gurley estaban
controlados. Por otra parte, Gostkowski se liberó al anotar un field goal.
Además, la filosofía Belichick jamás permitiría la relajación o el abandono del
objetivo y “Pats” no se desesperó y mantuvo bajo control a todas las unidades.
Había dos elementos adicionales
para creer que Patriots prevalecería: el juego terrestre de Michel y Rex
Burkhead y las atrapadas de Edelman. Ellos sí pudieron mover las cadenas
durante todo el partido, aunque les fuera esquiva la zona roja. El espíritu
“Patriota” transmitía seguridades, a pesar de la falta de situaciones de
anotación y el empate transitorio en los pies de Greg Zuerlein.
El último cuarto se inició
cargado de tensiones. La igualdad 3-3 no ofrecía más que un final incierto. Sin
embargo, era el momento de asumir riesgos. Rams pudo haber anotado, pero Goff
tardó demasiado tiempo en encontrar a Brandin Cooks, quien estuvo a punto de
atrapar un pase de touchdown, pero el balón fue alcanzado por obra de un
milagro de Jason McCourty. La acción del defensivo generó dudas por el golpe a Cooks en su brazo, aunque ni el receptor protestó.
Belichick tenía todo tan planeado
que nadie podía salirse del libreto, incluso los talentosos, y jamás ordenó
avanzar con jugadas en serie, una marca registrada del ataque de Brady.
Priorizó la pelea yarda a yarda, jugando con el reloj y desgastando al rival. Adaptó su equipo en relación a las circunstancias y a los rivales. Cambió, reestructuró y modificó para evolucionar.
La acción que cambiaría la
historia del partido la protagonizó Rob Gronkowski, cuando recibió un pase
flotado de Brady que lo dejó a una yarda del único touchdown del día. Fue una
jugada increíble en un momento dramático. La diferencia entre ambos equipos
también se vislumbró con esa atrapada. A partir de allí se resolvió la definición,
aunque Rams tuviese otras oportunidades de igualarlo.
De hecho, Los Angeles tuvo una
última posibilidad, aunque Stephon Gilmore -junto a Duron Harmon- se encargaron de impedir que Cooks atrape
nuevamente el balón en la zona de anotación, aunque con posible falta. Inmediatamente después, el cornerback
se transformó en el héroe salvador de Patriots al quedarse con una intercepción
a Goff que buscaba nuevamente a Cooks por el mismo sector del campo. La presión
sobre el quarterback de Rams encontró las grietas suficientes para hacer sentir
incómodo al lanzador, sobre todo con las capturas que sumaron Hightower,
Jonatan Jones –impecable- y Van Noy.
El desconcierto de McVay, Goff y
todo Rams se reflejó en su último avanza desesperado: con los tiempos fuera
agotados y con el reloj como enemigo, el mariscal lanzó a sus receptores por el
centro del terreno, en vez de hacerlo hacia las bandas. Igualmente, ya era
tarde. Todo lo contrario le sucedió al
campeón: New England se sobrepuso a la intercepción de Brady, al gol de campo
fallado por Gostkowski y a la lesión de Chung. Y, finalmente, lo ganó con el
talento de sus pilares de ataque: Brady, Edelman –MVP y el mejor WR de la NFL-
y Gronkowski.
Nada podrá opacar este partido,
incluso por la escasez de anotaciones. El football americano es uno de los deportes
que más preparación requiere. Considera las cuestiones ofensivas y defensivas
por igual en base a los planes estratégicos y cómo logran o no implementarse. Patriots
se corona como la gran dinastía de esta época, bajo la conducción de un
entrenador obsesivo y exitoso, y liderado por uno de los mejores quarterbacks
de la historia.