Se despertó Mahomes y Chiefs es campeón


Gracias a otra remontada extraordinaria, Kansas City Chiefs se coronó campeón del Super Bowl 54, al superar a San Francisco 49ers por 31 a 20. El MVP fue Patrick Mahomes, quien parece estar predestinado a construir una dinastía bajo su legado.

Faltando poco más de siete minutos para el final, el marcador todavía era de 10 puntos favorables a San Francisco. El panorama era complejo para Kansas City porque la defensiva de 49ers mantenía a raya su ataque con la agresividad que la caracteriza. La serie parecía sentenciada al fracaso porque habían sufrido un fumble –que luego Chiefs remedió-, una penalidad de 5 yardas y para colmo lanzaron dos pases incompletos. Era tercera oportunidad y 15 por avanzar y los de rojo aún estaban anclados en su yarda 35. De pronto, Mahomes volvió a ser él mismo y lanzó como nunca lo había hecho en este Super Bowl. El pase de 44 yardas a Tyreek Hill renovó las expectativas del equipo, infló el espíritu del joven mariscal de campo y destrozó la coraza que la defensa de San Francisco sostenía desde Nick Bosa, quien había salido del campo lesionado. Lo que sucedió después fue una remontada al estilo Chiefs y Mahomes…

Aquella atrapada quebró la defensiva de 49ers y fue el punto de inflexión que necesitaba el campeón para destrabar el pleito; un partido que lució parejo hasta el halftime, con más errores que aciertos de ambos, y que después se acomodó acorde a los mejores momentos que brindó cada equipo.

Durante tres cuartos, Mahomes estuvo contenido, algo inusual para un mariscal de campo intrépido, hambriento y desequilibrante. Posiblemente, los entrenadores planificaron un partido pensando demasiado en el rival. Así, ni la ofensiva aérea de Chiefs despegaba ni el ataque terrestre de 49ers se animaba a incursionar. Sin embargo, las jugadas de engaño y las de opción –como las reversibles- fueron las que prosperaron.

Tampoco Jimmy Garoppolo se animaba a lanzar, aunque eso no era novedad: el quarterback de San Francisco sigue el libreto a rajatabla porque Kyle Shanahan le confía lo justo. Así y todo, sorprendió con un pase largo a Emmanuel Sanders, pero inmediatamente fue tontamente interceptado cuando quiso evitar una captura. Chiefs capitalizó la entrega con un gol de campo y Damien Williams ya se estaba levantando como el “factor X” de la ofensiva.

Luego de sufrir el primer touchdown del partido, se apreciaba el nerviosismo en la banca de “niners” porque utilizaron jugadas que hubiesen merecido otro desarrollo, debiendo correr más en primeros y segundos dows. Finalmente, San Francisco volvió a ser San Francisco recién cuando avanzó con pases cortos, jugadas optativas, acarreos y engaños que le permitieron lograr el empate (10-10). Aunque el final de la primera mitad se vio empañado por una decisión arbitral cuando George Kittle fue penalizado tras una atrapada limpia, tras un envío largo de Garoppolo. Y 49ers pudo haber tenido otra chance de anotar puntos.

A pesar del plan de juego inusual de Shanahan, el tercer cuarto fue aprovechado parcialmente por San Francisco. Raheem Mostert era obstaculizado, Tevin Coleman participó solo al inicio y de Matt Breida ni noticias. En consecuencia, Garoppolo encontró a Deebo Samuel como su socio preferido en los pases y en las jugadas “trampa”. Por su parte, la defensiva logró interceptar nuevamente a Mahomes y Nick Bosa demostraba que el MVP defensivo ganado hace unas horas era un acto de justicia. A pesar de las dudas en el ataque, 49ers aprovechaba su momento y volvió a anotar siete puntos.  Todo parecía indicar que con 7 minutos por jugar y diez puntos de ventaja San Francisco se aferraría al triunfo, sobre todo porque la defensa había atado a Mahomes.

Nada de eso sucedió y el castillo de naipes se derrumbó con la primera brisa. Pocos advirtieron que Bosa había salido del campo con un dedo lastimado: en esta misma serie devino el martillazo que necesitaba el campeón para explotar, gracias al pase de Mahomes a Hill de 44 yardas que cambió el rumbo del partido. Aquí debo destacar dos cosas: por un lado la mala fortuna en San Francisco con la salida de su jugador defensivo más influyente, y por el otro, el lanzamiento de Mahomes en un instante clave. Sobre todo porque -hasta allí- Damien Williams era el “factor X” -con más de 100 yardas, 4 recepciones y 2 touchdowns-, mientras Travis Kelce solo bloqueaba.

Un párrafo aparte merece el arbitraje porque presumió mantener a Chiefs en el partido -no solo aquella acción de Kittle- inclusive con una interferencia de pase dudosa a Sanders, un adelantamiento de los frontales de Kansas para detener a Garoppolo,  y un movimiento simultáneo entre linieros de ambos equipos que debieron sancionar y que obligó a 49ers a despejar.

Las desconcentraciones en San Francisco y la mala elección de jugadas de ataque colaboraron para confirmar la caída. Ante las dudas, Andy Reid apuntaló sus filas defensivas para hacer sentir incómodo a Garoppolo y también bloqueó cualquier ruta que Mostert intentaba cruzar. Sin embargo, quien cambió la historia del partido fue Patrick Mahomes jugando un poco más afuera del pocket y teniendo libertad de acción para lanzar largo. Los touchdowns de Chiefs empezaron a brotar en serie como golpes de nocaut.

Finalmente, cuando la diferencia era de solo cuatro puntos y faltaban dos minutos para el cierre, había que comprobar si Garoppolo sería capaz de cargarse el partido al hombro.  Pero Garoppolo fue Garoppolo… Lo que considerábamos respecto a su semblante y a la responsabilidad que podría o no asumir se conformó con esas jugadas desesperadas y angustiosas para San Francisco.

El partido tuvo escenas variables. La estructura de 49ers tenía el control del marcador pero no del juego, mostró sus grietas desde la conducción –dentro y fuera del campo- y se desarmó después de aquella jugada que lo cambió todo. Kansas City Chiefs mejoró su defensiva y soltó la correa del crack. Así alcanzó la cima de la NFL tras 50 años de sequías.

Patrick Mahomes empezó a escribir las páginas doradas de una historia que conocemos solo el principio, pero que podría tener un final aún más maravilloso.